La reciente jornada del Campeonato Mundial de Motocross en Matterley Basin, Gran Bretaña, dejó un sabor agridulce para la delegación española. A pesar de mostrar un rendimiento prometedor y la capacidad de todos sus integrantes para superar las fases de clasificación, la fortuna no estuvo del lado de los pilotos nacionales. Fallos técnicos inesperados en las motocicletas y arranques desfavorables en las mangas de carrera comprometieron las aspiraciones de obtener resultados más destacados. Esta situación subraya la imprevisibilidad del motocross, donde no solo la habilidad del piloto, sino también la fiabilidad mecánica, son cruciales para el éxito en la competición de élite.
La 12ª parada del Mundial de Motocross tuvo lugar en el exigente trazado de Matterley Basin. En esta cita, las categorías EMX250 y EMX125 del Campeonato Europeo también estuvieron presentes, brindando una oportunidad a los jóvenes talentos españoles. Todos los representantes de nuestro país lograron asegurar su puesto en las mangas principales, un indicio claro de su nivel competitivo y preparación. No obstante, los imprevistos técnicos se convirtieron en un obstáculo formidable para sus ambiciones.
En la categoría EMX125, Samuel Tapia y Enzo Badenas experimentaron un progreso notable a lo largo de las mangas, a pesar de enfrentarse a arranques desfavorables. Sus posiciones iniciales, a menudo en la parte trasera del pelotón, los obligaron a realizar remontadas impresionantes. Esta capacidad para recuperar terreno y luchar por posiciones intermedias es un testimonio de su determinación y el avance en su rendimiento en una categoría conocida por su alta competitividad.
La EMX250 fue particularmente desafortunada para el equipo. Adrià Monné, quien había mostrado una notable progresión a lo largo de la temporada, consiguió una excelente salida, posicionándose entre los diez primeros e incluso ascendiendo hasta la séptima plaza. Sin embargo, un inconveniente mecánico, específicamente la desconexión del manguito de la bomba de combustible, lo forzó a retirarse prematuramente. Salvador Pérez, por su parte, también tuvo un buen inicio junto a su compañero de equipo, rodando en novena posición. No obstante, la pérdida de su asiento a mitad de carrera afectó su ritmo y lo obligó igualmente a abandonar. El domingo, ambos pilotos demostraron una gran capacidad de superación al remontar posiciones significativas, con Monné finalizando 14º y Pérez 21º, pese a partir desde atrás debido a salidas comprometidas.
A pesar de los contratiempos, el fin de semana también trajo motivos de celebración. Francisco García, exintegrante del equipo nacional, dominó la categoría EMX250 con una doble victoria, subiendo a lo más alto del podio. En las categorías principales, los pilotos españoles también ofrecieron actuaciones destacadas. Rubén Fernández consiguió un quinto puesto y un impresionante segundo lugar en MXGP, mientras que en MX2, David Braceras, Oriol Oliver y Guillem Farrés lucharon por el podio. Oliver logró un tercer puesto en la primera carrera, y Farrés obtuvo una quinta posición en la segunda manga, demostrando el buen momento del motocross español en la escena internacional.
La experiencia en Matterley Basin resalta la esencia del motocross: una combinación de talento individual, preparación física rigurosa y, crucialmente, una máquina en perfecto estado. Los fallos mecánicos son una faceta ineludible del deporte motor, pero la resiliencia y el espíritu combativo exhibidos por los pilotos españoles, tanto los que enfrentaron problemas como los que brillaron, son un claro indicador de su compromiso y potencial en el ámbito global del motocross. El apoyo continuo y la adaptación a estos desafíos serán fundamentales para futuras competiciones.
El circuito de Barcelona-Catalunya fue testigo de una jornada memorable en el Campeonato de España de Superbike (ESBK), donde el piloto Borja Gómez exhibió una actuación estelar al conquistar ambas carreras de la categoría principal. Este impresionante doblete no solo le otorgó el dominio absoluto del fin de semana, sino que también lo catapultó a la cima de la clasificación general, desplazando a Steven Odendaal. La competición, celebrada en el marco de la segunda cita del ESBK 2025, estuvo marcada por intensas batallas y cambios en la jerarquía de varias categorías, destacando también el desempeño de otros talentos emergentes.
En la primera manga de la categoría Superbike, Borja Gómez, partiendo desde la pole, tomó la delantera desde el inicio, seguido de cerca por Steven Odendaal e Ivo Lopes. Sin embargo, una penalización de long laps a Lopes por un movimiento anticipado en la salida, que no fue cumplida a tiempo y se convirtió en un 'ride through', alteró la dinámica de la carrera. Román Ramos también se unió brevemente a la lucha en el grupo delantero. Finalmente, Gómez se impuso por un estrecho margen de 131 milésimas sobre Odendaal, con Ramos asegurando el tercer puesto en el podio. Francisco Javier Palomera se destacó al ganar en la subcategoría Superstock 1000.
La segunda carrera de Superbike se inició con Steven Odendaal liderando, pero tanto Ivo Lopes como Borja Gómez rápidamente lo superaron. Lopes tomó la iniciativa, imponiendo un ritmo feroz que le permitió distanciarse inicialmente. No obstante, Gómez demostró su habilidad y paciencia al estudiar a su rival, para finalmente superarlo en la penúltima vuelta y asegurar su segunda victoria del fin de semana. Odendaal finalizó tercero y Román Ramos cuarto. Francisco Javier Palomera también repitió su triunfo en Superstock 1000, consolidando su liderazgo en esta subcategoría.
Más allá de la categoría reina, Dani Muñoz se erigió como la nueva figura dominante en Supersport Next Gen, obteniendo un doblete y asumiendo el liderato de la general. En ESBK Talent, Alessio Arnold y Qabil Irfan se repartieron las victorias, mientras que Juan Risueño demostró ser imbatible en SSP300, aunque Daniel Ocete mantiene el liderazgo general. Marcos Vinagre continuó su racha victoriosa en Moto4 con un póquer de triunfos, y David Real hizo lo propio en la Yamaha R7 Cup, consolidando su posición como líder indiscutible en su categoría.
El Campeonato de España de Superbike continúa ofreciendo emocionantes competencias, donde cada ronda redefine la lucha por el título. La reciente actuación de Borja Gómez no solo subraya su potencial, sino que también establece un nuevo punto de referencia para el resto de la temporada. Con la clasificación general ajustándose tras cada evento, la expectativa crece en torno a los próximos desafíos y la evolución de los líderes y contendientes en las diversas categorías.
En el Gran Premio de Italia, se esperaba una narrativa de Renacimiento, donde la velocidad y la excelencia italiana de Ducati, encarnadas en Pecco Bagnaia, tomarían el protagonismo. Sin embargo, Marc Márquez, con una visión audaz y provocadora, reescribió el guion. Lejos de adherirse a la solemnidad y el clasicismo previstos, Márquez introdujo un elemento inesperado: el rococó. Su actuación en Mugello se convirtió en una manifestación artística que prioriza el disfrute puro de la competición, desafiando las expectativas y transformando la carrera en una celebración de la libertad y el placer estético del motociclismo. Con cada maniobra, cada adelantamiento, Márquez pintó un cuadro vibrante y exuberante, demostrando que su genio va más allá de la simple victoria, buscando la diversión y la provocación en cada curva.
La anticipación en Mugello giraba en torno a un «Renacimiento» de Ducati, simbolizado por la decoración de sus motos y la figura de Pecco Bagnaia, quien, se esperaba, emularía la perfección geométrica y el equilibrio del arte renacentista. Este movimiento, que buscaba romper con el oscurantismo medieval a través del humanismo y el ingenio, se reflejaba en la filosofía de Ducati, liderada por Gigi Dall’Igna, quien había transformado el panorama del motociclismo. Ducati había disfrutado de un periodo de calma y éxito con Bagnaia, un «héroe perfecto» en su relación con la «virtuosa dama» Desmosedici. Pero este idílico escenario, propio de un Renacimiento, estaba a punto de ser alterado por la llegada de un nuevo estilo, una nueva era artística impulsada por la personalidad de Márquez.
La expectativa en Mugello se centraba en una exhibición que fusionaría velocidad, la inconfundible excelencia italiana y el genio, todo enmarcado en el espíritu del Renacimiento. Ducati había cultivado esta imagen, anticipando un resurgimiento de Pecco Bagnaia, su figura estelar, tras un comienzo de temporada lleno de desafíos. La simbología era clara: trasladar el esplendor del Renacimiento florentino al corazón de la Toscana, con Bagnaia representando la anhelada revitalización. Tanto él como Marc Márquez, su compañero de equipo, se presentaron ataviados como caballeros modernos, sobre motos decoradas con motivos de león y zorro, que aludían a la síntesis de fuerza y astucia, un guiño a las ideas de Maquiavelo en 'El Príncipe'.
Bagnaia buscaba construir su propia era de Renacimiento en la pista, emulando la belleza del estilo clásico con líneas precisas y una representación fidedigna, inspirándose en la geometría recién descubierta de la época. Su habilidad para dominar la moto y trazar líneas perfectas en el asfalto reflejaba esta búsqueda de la perfección. De manera similar, Ducati, bajo el ingenio de Gigi Dall’Igna, había logrado romper con el dominio japonés en el motociclismo, inaugurando su propia etapa de Renacimiento. Esta era se caracterizó por la tranquilidad, la estética y la serenidad, con Bagnaia como el héroe idealizado y la Desmosedici como la encarnación de la virtud. Era una época de armonía que, sin embargo, pronto se vería desafiada por una nueva expresión artística en la pista.
Marc Márquez, habiendo experimentado su propio renacimiento con Gresini Racing, tenía planes distintos para la temporada 2025. Decidió abandonar la armonía y la solemnidad del Renacimiento, saltándose incluso el Barroco, para llevar directamente el Mundial de MotoGP a la era del rococó. Su estilo alegre y provocador, marcado por la exuberancia y el gusto por la ornamentación excesiva, se convirtió en una antítesis del dramatismo y la seriedad. Márquez inyectó placer y diversión en la competición, sin respetar las jerarquías o las convenciones establecidas, al igual que el rococó desafió las normas artísticas y religiosas de su tiempo.
El enfoque festivo de Márquez, lleno de gracia, alegría, humor y picardía, se hizo evidente en cada carrera. Su prioridad siempre fue divertirse en la pista, una filosofía que lo llevó a «jugar» con sus rivales antes de asegurar la victoria. Desde sus inicios en MotoGP, Márquez mostró una irreverencia hacia las instituciones y un desprecio por las normas, lo que le permitió romper con lo establecido. Siempre puso atención en el «cómo» de sus victorias, no solo en el «que», al igual que el rococó se centró en el detalle y la ornamentación, abrazando el puro placer por encima de la intención didáctica. En el Gran Premio de Italia, Márquez disfrutó de una emocionante batalla con su compañero de equipo y su propio hermano, creando un deleite visual colectivo para los espectadores. Demostró una vez más su genialidad al transformar la pista en un museo rococó, lleno de colores y libertad, recordándonos que la esencia del motociclismo radica en el placer que produce su contemplación, más allá de cualquier análisis técnico o estratégico.