Las autoridades ambientales de Cundinamarca han intervenido decididamente en la protección de un ecosistema vital, al ordenar la paralización de un cultivo de flores en una zona de alto valor ecológico. La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) emitió una resolución que exige la suspensión inmediata de las actividades de un cultivo de rosas en el Distrito de Manejo Integrado (DMI) Páramo de Guargua y Laguna Verde, ubicado en la jurisdicción de Zipaquirá. Esta drástica medida fue tomada tras recibir una alerta anónima que denunciaba prácticas no autorizadas dentro de este entorno natural, catalogado como altamente vulnerable y protegido.
\nTras la denuncia, un grupo de expertos de la Dirección Regional Sabana Centro de la CAR se desplazó al lugar para llevar a cabo una inspección detallada. Durante esta visita, se identificaron múltiples transgresiones ambientales que contravenían las normativas de uso del suelo establecidas para el páramo. Entre las anomalías detectadas, se incluyeron la edificación de un invernadero en un área prohibida, el vertido de escombros de construcción en una extensión considerable de terreno, la quema de desechos generando contaminación atmosférica y riesgo de incendios, la creación de depósitos de agua y sistemas de captación sin las autorizaciones pertinentes, y la acumulación de tierra excavada que dañaba la flora nativa. Estas acciones evidencian un aprovechamiento ilegal del terreno, con graves implicaciones para los componentes esenciales de este frágil ecosistema.
\nLa intervención de la CAR busca salvaguardar la integridad del páramo, que desempeña un rol crucial como regulador hídrico y hábitat de especies endémicas. La alteración de su cubierta vegetal, suelo y ciclos de agua podría generar repercusiones irreversibles. Además, la entidad ha reforzado sus estrategias de control y vigilancia en áreas protegidas, promoviendo la participación ciudadana como un pilar fundamental para la detección temprana de irregularidades. La colaboración de la comunidad, mediante canales de denuncia accesibles, es vital para que las autoridades puedan actuar con celeridad y eficacia. Este caso subraya la determinación de las autoridades de priorizar la conservación ambiental sobre cualquier actividad económica en zonas de protección, asegurando la preservación de recursos hídricos y la rica biodiversidad de Cundinamarca para las futuras generaciones.
Las moreras que adornaban la Avenida de las Angustias en Navalmoral de la Mata, y que fueron removidas debido a obras de reurbanización, están siendo cuidadosamente reubicadas. El destino elegido es la zona de la Charca Mayen, un lugar que, tras una evaluación técnica rigurosa, se considera idóneo para su adecuado arraigo y desarrollo. Este proceso asegura la continuidad de estas especies en el entorno urbano.
El ayuntamiento ha enfatizado que estas acciones forman parte de un plan de reubicación, no de eliminación, subrayando su compromiso con la conservación de la vegetación local. La selección de Charca Mayen se basa en la idoneidad del terreno y la disponibilidad de recursos hídricos, elementos esenciales para garantizar la supervivencia de los árboles en su nuevo hogar. Una empresa especializada de la región está a cargo de los trabajos, utilizando humus de lombriz de Peraleda de la Mata para estimular un crecimiento vigoroso en el nuevo emplazamiento. Con estas medidas, la administración municipal busca armonizar el progreso de la infraestructura vial con el mantenimiento del valioso patrimonio arbóreo.
En la Vega Baja, el emblemático 'Día de la Morera' era el punto culminante de las festividades patronales durante décadas. Esta celebración congregaba a la comunidad en una jornada llena de actividades, desde competiciones deportivas y ceremonias de premiación hasta vibrantes espectáculos pirotécnicos y animadas verbenas. Su eco perdura en la memoria de barrios como Los Dolores, San José y La Callosilla.
Los archivos históricos locales revelan la estrecha conexión de estas festividades con la Virgen del Carmen y fechas significativas como el 17 de julio, cuando se celebraba la 'Fiesta de la Flor' (iniciada en 1921) para recaudar fondos, corridas de toros y partidos de fútbol. En 1931, bajo la primera administración republicana, la programación se trasladó al 19 de julio, incluyendo actos benéficos, conciertos de la Banda de Música y una velada musical. Tras la contienda, en 1939, la jornada evolucionó hacia la 'Fiesta de la Banderita', con actividades diurnas y nocturnas. Aunque en las décadas siguientes la magnitud de la celebración disminuyó, se mantuvieron eventos como concursos de arte y bailes. En 1968, la 'Gran Verbena Cerveza Azor' revitalizó el espíritu festivo, con degustaciones y actuaciones musicales. Los años setenta vieron un auge de grupos musicales y en 1977, la última 'morera festiva' marcó el fin de una era, dando paso al esplendor de las fiestas de Moros y Cristianos, con la Morera como testigo silencioso de estas transformaciones.
La reconocida poeta zamorana Esther Ferreira Leonís presentará en Figueruela de Abajo su poemario bilingüe 'Desnudos en la morera'. Esta obra, escrita en castellano y portugués, se nutre profundamente de la riqueza natural y las memorias de la región de Aliste. Su estilo poético ahonda en la herencia emocional y los lazos afectivos con el paisaje, invocando imágenes cargadas de tradición y una musicalidad que remite a la ética, entrelazando recuerdos, el sentido de pertenencia y una profunda serenidad, como si fueran brotes literarios. El libro, publicado por la asociación cultural Sabaria, será presentado por la filóloga Lola Fidalgo el día 20 a las 20:30 horas, un evento que reafirma la relevancia simbólica de la morera en el imaginario colectivo.
Desde la planificación urbana en Navalmoral hasta las festividades entrañables de la Vega Baja y la expresión poética en Aliste, la morera se consolida como un elemento vital tanto en el ámbito práctico como en el cultural. Este árbol milenario no solo brinda sombra y alimento, sino que también es un testimonio de historias compartidas y una fuente inagotable de inspiración para el arte y la comunidad en pueblos y ciudades.
Los Olmos, ubicado en el Bajo Aragón, se sumerge una vez más en sus raíces y su gente a través de la cuarta edición de la destacada exposición fotográfica 'Instantes de nuestra historia'. Este evento cultural, que transforma el Castillo de Los Olmos durante todo el mes de agosto, se enfoca en las experiencias humanas, rindiendo un especial homenaje a las generaciones que han construido la identidad del lugar. De manera simultánea, el ayuntamiento ha puesto en marcha una iniciativa de financiación colaborativa: se ofrecen reproducciones exclusivas de 40x40 cm, a todo color y montadas sobre un soporte rígido, todas ellas autenticadas por el reconocido fotógrafo Xavier Bertral. El precio mínimo de estas obras es de 20€, y la totalidad de los fondos recaudados se destinará a enriquecer y expandir las futuras entregas de esta valiosa muestra.
La exposición 'Instantes de nuestra historia' establece un diálogo visual entre el pasado y el presente, uniendo fotografías históricas con capturas contemporáneas para narrar la evolución del pueblo. Gran parte de estas imágenes provienen directamente de los archivos de los propios habitantes, coexistiendo con nuevas tomas que documentan el día a día, festividades, ritos y oficios que, con el tiempo, se han vuelto menos comunes. La curaduría de este proyecto, liderada por Xavier Bertral y respaldada por un equipo multidisciplinar que incluye a Marta Ciércoles, Dolors Casanovas, Belén Magallón, David Oliveros y Yolanda Morato, así como el impulso del área de Cultura municipal, busca realzar el profundo valor documental y emocional de los legados fotográficos familiares. Al revisar y actualizar estas visiones, la exhibición ilustra cómo la vida en Los Olmos se transforma, pero siempre conservando su esencia, en un devenir donde la historia y la actualidad se entrelazan de forma constante. El Castillo de Los Olmos, albergando esta muestra por cuarto año consecutivo, reafirma su rol como un epicentro cultural y un punto de conexión intergeneracional en la región, y se invita activamente a los residentes a seguir aportando material para una quinta edición planeada para agosto de 2026, con el fin de ampliar el acervo y explorar nuevas temáticas.
La Comisión de Cultura de Los Olmos ha implementado una estrategia de recaudación de fondos para asegurar la continuidad y el desarrollo de esta singular exhibición, con el propósito de solidificar estas muestras y mejorar la infraestructura del espacio expositivo, aspirando a convertirlo en un referente cultural en el Bajo Aragón. Para incentivar la participación comunitaria, se ponen a disposición copias fotográficas únicas de 40x40 cm, impresas en alta calidad a color y montadas sobre materiales rígidos, todas ellas avaladas por la firma de Xavier Bertral. Con un precio inicial de 20€, cada adquisición contribuye directamente a la financiación de futuros materiales y eventos relacionados con la exposición. Esta iniciativa no solo fomenta la implicación activa de la comunidad en la preservación de su legado cultural, sino que también promueve el cuidado y la difusión de un vasto archivo visual que define la identidad del municipio. La continuidad de este ciclo expositivo, que ya alcanza su cuarta edición, es un testimonio del interés local y la eficacia de un formato que entrelaza la memoria, la educación y el disfrute cultural, consolidando así el prestigio de Los Olmos en el panorama cultural regional.
La iniciativa de Los Olmos, al entrelazar la fotografía histórica con la contemporánea y al involucrar activamente a sus ciudadanos en la construcción de su memoria colectiva, es un faro de resiliencia cultural y participación cívica. Demuestra cómo el arte y la comunidad pueden unirse para honrar el pasado, vivir el presente y construir un futuro vibrante. Este proyecto es un recordatorio poderoso de que la verdadera riqueza de un lugar reside en su gente y en las historias que comparten, inspirándonos a todos a valorar y preservar nuestras propias herencias culturales con orgullo y colaboración, porque al mirar hacia atrás, podemos avanzar con mayor fuerza y unidad.